
Viaje a un paraíso escondido en Tailandia
- Publicado por Juan Manuel Baixauli
- El 23/10/2013
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- Tailandia, Viajes exóticos
A veces me preguntáis dónde quiero ir y como me quedan muchos lugares por recorrer, algunos de ellos en mi mapa de deseos, os contaré un “tesoro escondido” en Tailandia que pronto espero tener la oportunidad de visitar. Si el objetivo de vuestro viaje es desconectar, aquí no hay nada que os impida conseguirlo. Descubrirlo por vosotros mismos.
Me apasiona Tailandia pero hasta ahora no he tenido la oportunidad de adentrarme en el sur de este paradisiaco país. Concretamente, en la península de Phra Nang, en el corazón del parque nacional de Krabi. Entre exuberante vegetación y acantilados rocosos se encuentra uno de los más apetecibles hoteles de Tailandia, las villas de Rayavedee, pertenecientes a la lujosa cadena The Hotels Leading of the World, a orillas del mar de Andaman.
En un entorno capaz de cortar la respiración a cualquiera, este escondite al que solo podemos acceder por mar, es el lugar perfecto para pasar unas vacaciones exóticas en un paraje de ensueño, relajados, disfrutando de la compañía, la gastronomía y el mar. Las villas de Rayavadee están encerradas entre montañas calcáreas que han sido erosionadas durante miles de años y playas idílicas salpicadas con islas ideales para explorar y bucear.
La verdad, es que al contarlo, no veo el momento de poner el pie en el embarcadero y desplazarme a una de sus maravillosas casitas rodeadas de frondosos jardines de palmeras y anacardos. Y es que lo singular, lo atractivo y lo especial es el hecho de que solo podamos acceder por mar… ¡Me encanta! Esto le añade una enorme dosis de magia y exotismo al lugar. Es como desplazarte a tu paraíso privado completamente ajeno al mundo civilizado.
El resort de Rayavadee se extiende a lo largo de una decena de hectáreas de jardines y villas dispersas en las que, al sumergirte, tienes la sensación de estar en un pequeño poblado tailandés perfectamente integrado en el entorno. Mi sueño de unas vacaciones relajadas y exóticas hecho realidad.
Sin duda, es un entorno que te invita a explorar todas las posibilidades del paraje natural en sí, con sus playas de postal utópica, esos montículos solitarios de piedra caliza, en la tierra o en mitad del mar que le dan un aspecto fantástico y, como no, sus aguas cristalinas repletas de peces de colores. Todo un regalo de la naturaleza.
El concepto de spa es muy especial y está situado en un pequeño santuario al aire libre, otra cosa que me encanta, porque además el paisaje del entorno es verdaderamente idílico. Allí se ofrecen tantos tratamientos que te resultará difícil elegir: hay una gran disponibilidad de terapias con calor, hierbas, aceites con diferentes propiedades o aromaterapia, entre otros. Ya sé que hay muchos spas de calidad pero es precisamente el lugar lo que lo hace ÚNICO.
Cenando en una gruta a orillas del océano:
En una gruta de montaña con vistas al mar han construido un impresionante restaurante, con las mesas sobre la arena blanca, flanqueadas por las paredes de una caverna, algunas velas y el sonido del mar de fondo. Un lugar maravilloso para cenar y que, según las referencias que tengo, la especialidad en comida tailandesa es sublime.
El fondo de la gruta está acondicionado para que los visitantes puedan tomar un coctel acompañados de música en vivo. Dicen quienes han estado que el sonido que proyecta el habitáculo es excepcional. Si a ello le sumamos el clima excepcional, la arena blanca y la playa salvaje, estamos desde luego en uno de los mejores lugares para saborear el viaje y recargar energías de cara a la siguiente jornada.
Si queremos una actividad entroncada con la naturaleza, podemos adentrarnos en la selva que discurre junto a costa a lomos de un elefante. O explorar los fondos coralinos desde nuestra embarcación privada. O escaparnos en un barquito hasta las famosas islas Phi Phi, donde Leonardo Dicaprio rodó la película La Playa. Si aún no la has visto te recomiendo que lo hagas para entender y visualizar mucho mejor lo que te estoy contando y rememorar escenas de la película en la playa de Maya Bay. O simplemente disfrutar de la hamaca, el sol y los deliciosos cocteles de Rayavadee.
Yo no puedo resistirme, ¿y tú?
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