
Venecia, tras la estela romántica de Giacomo Casanova
- Publicado por Juan Manuel Baixauli
- El 20/01/2014
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San Valentín está a la vuelta de la esquina y seguro que has pensado sorprender a tu pareja con una escapada ideal que supere sus expectativas. En ese caso, te propongo ponerte en la piel de Giacomo Casanova y seguir los pasos del mayor seductor de todos los tiempos en la romántica Venecia. Un viaje ÚNICO, lleno de historia, pasión y bueno gusto que ninguno de los dos olvidareis jamás.
Fue en los jardines de Isla de Giudecca, frente a la plaza de San Marcos en Venecia, donde Casanova conquistó el amor por Caterina Capretta, según describe el propio escritor en uno de sus libros. No en vano, se trata de un lugar encantador, un remanso de paz y tranquilidad ubicado en el corazón de Venecia. No exagero al decir que es uno de los rincones más bellos de Europa.
Ya sé, no es fácil encontrar esa escapada idílica y sublime con la que todos soñamos. Pero este lugar no os decepcionará. La ciudad, el hotel, el contexto… todo parece alinearse para disfrutar de vuestra escapada romántica con frenesí.
Una recepción especial
A la isla de Giudecca solo se accede por barco. Y esta es la primera de las sensaciones del viaje: al llegar al aeropuerto, un chofer privado os trasladará al embarcadero y en no más de 15 minutos, una lancha taxi os conducirá hasta el maravilloso Hotel Cipriani de Venecia. La cadena Leading Hotels of The World lo ha premiado este año como su mejor hotel de Europa.
No puedo escatimar en elogios. La atención de su equipo humano es excepcional, empezando por Roberto Senigaglia, que será el encargado de recibiros en el propio embarcadero del hotel. Su papel es clave para que te des cuenta de que has llegado a un lugar especial, que te hace sentir especial. Siempre que leo algo del Hotel Cipriani, Roberto aparece citado. Os animo a descubrir por qué.
Y de golpe nos adentramos en un jardín veneciano, propio de otra época. Mientras os acompañan hasta la habitación sentiréis que todo fluye. Os aguarda una estancia deliciosa, donde nada queda suelto a la improvisación. El hotel pertenece a la cadena Orient Express, para quien la firma Sealy construye expresamente las camas, y las viste y decora con el gusto y exquisitez de la firma Rivolta Carmignani.
Cada detalle es un lujo: lámparas de murano, suelo de madera maciza, cestita de cerámica de las toiletries, Penhaligon’s de la línea Blenheim Bouquet combinado con jabón de manos Bulgari y elixir bucal y crema de manos Molton Brown… todo está pensado para hacerte sentir confortable, con calidez y distinción.
El primer flirteo
Esta isla, este remanso de paz, se encuentra exactamente frente a la plaza San Marcos, visible desde el hotel, pero ajena a todo el bullicio. Apenas cinco minutos de travesía bastan para alcanzar la plaza, ya que el hotel cuenta con un servicio permanente de traslados para que podáis ir y venir con toda la comodidad del mundo.
La mejor hora para visitar la plaza de San Marcos es a media tarde, cuando el ajetreo de la ciudad empieza a diluirse. En el paseo es parada obligatoria el Café Florian, todo un símbolo de la ciudad que fue inaugurado en 1720. Situado en la propia plaza, todo en él es pura exquisitez, su arquitectura, su decoración, su mobiliario. Os recomiendo disfrutar de este lugar con una copa de champagne con un helado.
Como bien sabéis, Venecia es una ciudad ideal para perderse por sus calles o recorrerlas en góndola. Mercadillos, artesanía, palacios, iglesias y puentes os esperan a cada paso. Es aconsejable marcarse un rumbo y elegir algunos puntos clave, pero no atrevería a indicaros cuáles, porque Venecia se disfruta descubriendo sus rincones y callejuelas sobre un itinerario imprevisible.
Una velada inolvidable
Para cenar os he reservado mesa en el El Fortuny, el restaurante principal del Hotel Cipriani. Es mi lugar preferido de la ciudad porque reúne los ingredientes que una velada requiere: un servicio exquisito y unas vistas inimitables sobre la ciudad y sus canales. Pero antes de empezar, vale la pena pasarse por el Bar Fortuny y saborear un maravilloso Bloody Mary con el que seduciréis a vuestra pareja.
Y dado que estamos en la casa de Casanova, podéis rendirle homenaje con un “vin saldo”, vino que se produce en Giudecca desde 1753 y que el hotel ha tenido a bien reavivar a raíz de descubrir los vinos de la región en la literatura de este autor.
De la mano por Venecia
A la mañana siguiente, el desayuno en la terraza, casi tocando el agua, es el preámbulo de una jornada dedicada a pasear por los jardines del hotel y visitar el mercado de Rialto, al que es obligado acudir con una cámara fotográfica en mano para inmortalizar el ambiente de sus tiendas. Su entorno es uno de mis lugares preferidos para tomar un vaso de vino con una tapa. El mejor rincón para ello es un callejoncito cerca del mercado, donde se encuentra la Ostaria al Diavolo e L’Acqua Santa (el demonio y el agua bendita) y donde seréis atendidos por el propio diablo 😉
Retomando el paseo, y una vez abierto el apetito, os espera la Trattoria da Remigio, donde sirven excelentes platos de la región del Véneto, y donde Pino, su propietario, es quien te aconseja lo mejor que ese día te puede ofrecer. El mejor pescado del Adriático y un buen vino prosecco de la casa no faltarán en vuestra mesa.
Por la tarde, ya de regreso al Hotel, queda disfrutar del “Casanova Wellness”, un romántico espacio donde espera un relajante masaje en pareja, baño de vapor, y sauna. Os embriagará la sensación de que la escapada ha sido perfecta, un lugar del que no te quisieras ir.
Cuando Casanova eligió este lugar para sus citas, está claro que no se equivocaba.
Como el mítico conquistador puede parecernos lejano, me he permitido buscar el vídeo de la habitación en la que suele alojarse otro galán de nuestros días: George Clooney. ¿Verdad que no tiene mal gusto?
Ahora es tu turno. Si quieres ser el gran seductor de este viaje, llámanos y estaremos encantados de hacer que esta experiencia resulte inolvidable.
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