
Vietnam: navegando entre 2.000 islas vírgenes
- Publicado por Juan Manuel Baixauli
- El 20/11/2013
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- Islas, Vietnam
La Bahía de Halong, en la costa nordeste de Vietnam, es uno de los parajes naturales más exóticos e impactantes del planeta. Alrededor de 2.000 islas vírgenes salpican un lugar de leyendas, dragones, grutas, acantilados y aguas paradisíacas. Un increíble viaje en barco que, sólo por las sensaciones que me produjo, merece un puesto destacado en mi lista de viajes ÚNICOS y cuando quieras también en la tuya.
Pese a estar considerado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO y formar parte de Las 7 maravillas naturales del mundo, créeme cuando digo que sigue siendo un lugar desconocido para muchos viajeros y que ni siquiera el mejor de los reconocimientos puede superar la experiencia de vivirlo in situ.
La primera vez que tuve ante mí la Bahía de Halong quedó para siempre grabada en mi retina. Es un universo incomparable poblado por 2.000 islas vírgenes que salpican la costa del golfo de Tonkín. Y le debemos esta joya al Río Rojo, que después de recorrer 1.200 kilómetros desde China hasta Vietnam, hace su llegada triunfal en el Mar de China Meridional dejando este paraíso de islotes salvajes.
Navegar sobre estas aguas tranquilas surcando sus islas y disfrutando al mismo tiempo del sobrecogedor paisaje a bordo de un Junco, es una experiencia única.
La leyenda de los dragones
La mitología está grabada a fuego en la historia y la cultura de la Bahía de Halong:
Cuenta la leyenda que durante los tiempos del emperador de Vietnam, cuando los poblados luchaban para defenderse de la vecina China, los dioses enviaron a una familia de dragones desde las tierras altas del Río Rojo. Pero la feroces criaturas, en lugar de arrojar fuego por la boca, lanzaron piedras a los barcos enemigos mientras agitaban la cola golpeando la tierra y ocasionando enormes grietas y valles.
La peculiar batalla dio lugar a estas aguas verdosas como el jade, salpicadas por incontables islotes de piedra y densa vegetación. El lugar se transformó en un laberinto de tierra y mar que a lo largo de la historia ha protegido a sus habitantes de diferentes invasiones. Y dice la fábula que, tras contemplar la asombrosa belleza del lugar, la familia de dragones decidió quedarse en la bahía y aún hoy nadan libremente entre sus islas.
De aquí nace el nombre de la bahía que significa “El Dragón que descendió al mar”.
A bordo de un Junco
La manera más autentica de recorrer este paraje y sentirte parte de él es a bordo de un Junco, una de las embarcaciones más antiguas que se conocen, aún en uso en muchas regiones del sudeste asiático.
Si os animáis a emprender este increíble viaje, os he seleccionado una de los Juncos más exclusivos de la bahía, el Halong Violet, un barco íntimo, espacioso y extremadamente cuidado. Todos sus camarotes cuentan con jacuzzi y un balcón privado desde donde contemplar el paisaje en la más absoluta intimad. La biblioteca es muy acogedora y los salones comunes parecen el escenario de la película “Indochina”, rodada en la propia bahía.
El casco de madera del Halong Violet, junto con sus velas anaranjadas y estriadas y todos esos pequeños detalles de bronce cromado en la cubierta, te hacen sentir que vas retrocediendo en el tiempo a medida que el barco se adentra en las aguas.
Cuando nos alejamos del embarcadero, te invade una paz infinita. El silencio abrumador de la bahía con el leve sonido del barco surcando el agua y el vaivén de la navegación, despierta en ti un efecto hipnótico. El crucero serpentea entre islotes de todos los tamaños, todos ellos envueltos por una vegetación frondosa e impresionantes acantilados que se pierden en el fondo del mar. Al fondear en alguna de las pequeñas calas de arena, solo querrás darte un baño de relax en sus aguas verdes, relajantes y, para mi gusto, excesivamente cálidas.
Grutas para exploradores
Algunos de grandes secretos de estas islas “a la deriva” se ocultan en su interior, en el universo de grutas con afiladas estigmitas y estalactitas que generan una atmósfera de belleza incomparable.
Tampoco puedo dejar de recomendar una visita al archipiélago Van Don o a las islas de Tuau Chau, a ser posible al amanecer, cuando las brumas y el cielo gris se apoderan del paisaje y el ambiente se vuelve, si cabe, más majestuoso y auténtico.
Y si os estáis preguntando por la gastronomía, es interesante saber que los lugareños de la Bahía de Halong siguen viviendo hoy en día de la pesca, y por eso me atrevo a afirmar que existe una variedad de pescados y moluscos, principalmente cocinados a la plancha, cuya frescura, calidad y sabor está a la altura de este hábitat.
Exotismo, naturaleza salvaje y relax para un lugar de leyenda que, si te apetece visitar, estaré encantado de convertir en un viaje organizado a tu medida.
Cuéntanos tu viaje ÚNICO y nos encargaremos de hacerlo realidad.
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